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Oct

2023

Entrevista

Alianzas de padres y maestros son claves para abordar problemas de conducta

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La licenciada Cornejo señala que no es fácil abordar los problemas de conducta, pues primero hay que determinar las causas. “Si a los adultos nos es difícil abordar ciertas situaciones complicadas de la vida, para los niños lo es mucho más".

Por Gabriela Hernández. 11 octubre, 2023. Publicado en Correo, el 9 de octubre de 2023.

La atención a los cambios de conducta y de ánimo, entre otros detalles, y el diálogo continuo de padres y maestros puede ayudar a descubrir comportamientos anómalos y prevenir problemas futuros en niños y adolescentes, refiere la psicóloga Rosa Cornejo Briceño, del Servicio Psicopedagógico de la Universidad de Piura.

La licenciada Cornejo señala que no es fácil abordar los problemas de conducta, pues primero hay que determinar las causas. “Si a los adultos nos es difícil abordar ciertas situaciones complicadas de la vida, para los niños lo es mucho más. Si la causa del cambio de conducta no está en el entorno escolar, los docentes deben explorar más el entorno familiar y, para eso, hay que trabajar con los padres”, pero, ¿cómo lograr este trabajo conjunto?

¿Cuáles son los problemas de conducta más comunes de los niños en la escuela?
Hay diversos. Están los niños desafiantes, que no acatan las normas y no tienen definidas las reglas que deben cumplir. Los problemas de concentración y atención, también, son comunes. Por otra parte, están los de comportamientos más pasivos, los que se aíslan y tienen problemas para socializar. Generalmente, los más pequeños que experimentan estos últimos comportamientos podrían estar siendo víctimas de bullying. Y, los que demuestran el otro extremo de esta conducta, podrían ser los agresivos, desafiantes, hasta violentos y abusivos.

¿Cómo repercuten estos comportamientos en el aula?
Sin duda, los problemas de conducta más llamativos en el salón de clases son los comportamientos desafiantes, que generan más desorden, más problemas, etc.
Pero, en general, todos estos problemas repercuten en el rendimiento académico, así que este será un indicador muy importante. Si un niño tiene un rendimiento bueno o normal y, de un momento a otro, disminuye, hay que prestar atención y averiguar qué le está pasando.

¿Cómo detectar y solucionar estos problemas desde el ámbito escolar?
En el ámbito escolar, los docentes o profesores primero tienen que encontrar la causa. Si esta no se halla en el entorno escolar, deben explorar más el entorno familiar y, para eso, hay que trabajar con los padres.

Pero, ¿qué tan factible es esto?
Muchas veces es complicado, pues hay diferentes tipos de crianza en el hogar. Hay padres ausentes, los que no ponen límites ni reglas; hogares donde no hay diálogo ni atención a los hijos, etc. La forma en la que el niño se manifestará en contra de ese estilo de crianza inadecuado será la disrupción en la escuela. Cuando hay padres autoritarios, y el niño no puede expresarse libremente, buscará hacerlo en escuela, pero de manera inapropiada, porque no trae de casa un patrón correcto de expresión pacífica de ideas.
Como estrategia, los docentes deben crear alianzas con los padres y explorar los estilos de crianza.

¿Cómo deben ser estas alianzas?
Deben tener el objetivo de lograr que el niño tenga conductas apropiadas para su bien. Puede que haya padres que quieran abordar los problemas de conducta de los niños en la escuela, pero que no sepan cómo hacerlo adecuadamente. Una forma inadecuada puede ser ponerse en contra del maestro, por su desacuerdo con el modo que maneja estos problemas de conducta.

Desde su experiencia, ¿hay mayor apertura de los padres para conversar sobre estos temas de crianza en casa?
Es un poco difícil. Desde los colegios, se hacen las escuelas para padres y se ve en ellos preocupación por la crianza de sus hijos y sus consecuencias. Pero, lamentablemente, la situación actual hace que haya muchos padres ausentes por falta de tiempo, porque ambos trabajan fuera. No es falta de voluntad; sino, de una incorrecta distribución del tiempo para dedicarle a los niños. No se trata de cantidad, pero sí de calidad.

El cansancio y el estrés de los padres, ¿cómo afecta a los niños?
El estrés en los padres genera, también, un mal manejo de las situaciones problemáticas de conducta. Llegan cansados o irritados del trabajo a imponer o corregir con dureza, etc. Esto no se genera un ambiente propicio para que los niños se comuniquen y haya una conexión emocional de padres e hijos. Muchas veces, los padres no son conscientes de esto, hasta que se les comunica que en el colegio le han puesto a su hijo una sanción o un límite.
Inclusive, muchas veces, los papás creen que el problema es el niño, cuando en realidad lo que no está funcionando es la dinámica familiar.

¿Es difícil cambiar esta dinámica?
Los padres no están dispuestos a cambiar su dinámica familiar, por muchas razones; por ejemplo, si tenemos chicos que atraviesan situaciones de violencia familiar o discusiones en casa, los padres no están dispuestos o abiertos a hacer los cambios que propiciarían una mejora en los chicos, porque la situación supera por completo sus propios recursos emocionales.

Pero, además, hay muchas causas del mal comportamiento, como la llegada de un hermanito, el divorcio, cambios de casa y de escuela, procesos de adaptación. Si papá o mamá no están atentos a los cambios que estos procesos desencadenan, no pueden enfrentar los problemas de conducta que surjan en los niños. Por eso, es muy importante la comunicación cercana y constante entre padres y profesores; entre los profesores y los chicos y entre estos con sus padres. Esto ayudará a explorar qué pasa y a buscar soluciones efectivas.

Si un padre nota cambios repentinos en el comportamiento de su hijo, ¿qué es lo primero que debe hacer?
La comunicación es fundamental. Hay que preguntarle al niño qué está pasando, qué siente, qué percibe, etc. Para lograr una comunicación efectiva, debe lograrse una conexión emocional con ellos. Además, se deben promover las normas y los límites claros en casa, tratar de que el estilo de crianza propicie la apertura, buscar los espacios para conversar y que haya un intercambio real, de confianza genuina. Hay que lograr un equilibrio entre la protección, el cariño y la disciplina y preguntar siempre en la escuela qué tal va su hijo; el contacto directo con el tutor es crucial.

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